“Al principio nadie quería atenderla, la veíamos como una señora complicada, confrontacional. Nosotros lo único que queríamos en marzo era que se fuera y pensábamos que no podíamos cambiar la situación. “
¿Alguna vez te has sentido completamente frustrado al intentar establecer una relación positiva con una familia?
La historia de Marcela, directora de un liceo, es un claro ejemplo de cómo una situación aparentemente sin solución puede transformarse en una oportunidad para crecer y fortalecer la comunidad educativa.
Cuando una apoderada, profundamente afectada por el maltrato que su hijo estaba sufriendo, presentó una demanda contra el liceo, Marcela y su equipo se vieron obligados a replantear su enfoque. A través de la escucha activa, la empatía y la construcción de confianza, lograron transformar una relación conflictiva en una alianza sólida.
“Le fuimos dando los espacios, la escuchamos, en muchas conversaciones con distintas personas del equipo. En ese conversar, en esa escucha hubo momentos de alta tensión, pero nos involucramos y practicando habilidades de comunicación finalmente cambiamos totalmente la relación. Hoy, la apoderada nos trata con un respeto y admiración que es para no creerlo.
Las tensiones entre familias y escuela son frecuentes y estas se pueden explicar por varios factores. Hornby y Lafaele (2011) revisando extensa literatura señalan que las familias inhiben su involucramiento con la escuela cuando tienen creencias negativas sobre sí mismas, como pensar que no son capaces de ayudar a sus hijos a mejorar; percepción negativa de la escuela, cuando sienten que su participación no es bienvenida o no es valorada.
En Chile alguna literatura revela que es común que directivos y docentes atribuyen gran responsabilidad a las familias cuando los estudiantes tienen dificultades y que las consideren desinteresadas o negligentes. Para muchos equipos escolares las familias pueden llegar a ser un estorbo.
Así veía las cosas Marcela. Pero aprendiendo habilidades para la contención y la comunicación y trabajando el tema en equipo ayudaron a la apoderada a involucrarse más. A través de la escucha el equipo pudo tomar la perspectiva de esta mamá, que estaba pasando por momentos complejos a nivel familiar. Cuando ella se sintió escuchada y que tenía el apoyo del Liceo, fue abriéndose y valorando lo que el Liceo estaba haciendo por sus tres hijos.
“Entendimos que solo no se puede. La profesora jefe sola no podía, era muy potente la carga para ella, entonces nosotros como equipo no podíamos dejarla sola. Es súper importante el apoyo que se da al equipo.
La consistencia en la práctica de las habilidades de comunicación con las familias es otro factor importante.
Marcela al principio pensaba:”Este es solo un caso y tenemos a diario mil cosas, entonces tu dices: ‘no puedo desgastarme en esto.Hay que ir ejercitando a diario esta contención y eso nos ayuda harto, el hecho de potenciar estas capacidades en equipo.”
Cuando se comprende que este esfuerzo no es en vano, y que finalmente produce un impacto positivo en los estudiantes, la escuela integra como algo constante y sistemático la comunicación eficaz y positiva con todo tipo de familias, las aliadas naturales, las ausentes y las críticas.
“Hoy día tenemos tres alumnos que funcionan muy bien, están siendo acompañados y se siente el agradecimiento de ellos.”
La alianza familia escuela es un pilar para lograr cualquier objetivo que la escuela se proponga, ya sea la asistencia, mejorar el aprendizaje, la convivencia. Para fortalecer ese pilar, Joyce Epstein (2001) propone un modelo que ha tenido excelentes resultados en cientos de escuelas que pertenecen a la National Network of Partnerships Schools.
Los seis ámbitos de colaboración son: parentalidad, aprendizaje en casa, comunicación de doble vía, voluntariado, toma de decisiones y relación con la comunidad.
En el ámbito parentalidad la escuela apoya a los padres, madres y cuidadores para que puedan establecer relaciones positivas con sus hijos y crear ambientes nutritivos en el hogar. Lo hace comprendiendo la cultura de cada familia, y entregando información relevante que puede ayudar a las familias.
El aprendizaje en casa se refiere al apoyo que da la escuela a las familias para que estas puedan favorecer el aprendizaje y la mejora académica de sus hijos. Aún las familias con bajo nivel educativo pueden apoyar a sus hijos a mejorar su rendimiento, hablando con ellos sobre lo que aprenden en la escuela, preocupándose de que dispongan de tiempo para realizar las tareas, entre otros.
La comunicación de doble vía es el diseño de formas efectivas de comunicación entre familia y escuela sobre el progreso de los estudiantes y las normas, políticas y actividades de la escuela. Una comunicación de doble vía se logra cuando existen canales de comunicación claros y adecuados para todas las familias de la escuela, y no sólo las más involucradas; y cuando también todas las familias tienen la claridad y la confianza para comunicarse con el personal de la escuela cada vez que lo requieran. Esta comunicación debe ser positiva, es decir, no sólo llamar a los padres cuando sus hijos seinen problemas y buscar ser acogedora con todo tipo de familias.
El voluntariado tiene muchas formas de concretarse, y se refiere a dar oportunidades variadas a todas las familias para contribuir a la vida de la comunidad escolar, desde participar apoyando a los niños en actividades deportivas, asistir a reuniones de apoderados o levantar iniciativas a través de la asociación de padres.
La toma de decisiones implica incluir a los padres, madres y cuidadores en las decisiones que se toman en la escuela, a través del fortalecimiento del liderazgo y la relevancia de los representantes de las familias, tales como asociaciones de padres, delegados de curso, u otros.
La relación con la comunidad implica identificar e integrar recursos que ofrece la comunidad externa a la escuela, tales como programas municipales, operativos del consultorio de salud, asesorías de expertos externos; y que ayudan a la escuela, las familias y a los estudiantes.
En cada ámbito son muchas las acciones y estrategias que se pueden diseñar, las cuales dependerán de la realidad de cada escuela. Por ello, Epstein (2001) señala que para que este modelo funcione la escuela debe aprender a gestionar la relación con sus familias de manera planificada. Para ello propone instalar estructuras organizacionales y luego planificar acciones en cada ámbito de colaboración. Es fundamental conformar un equipo dedicado a liderar la implementación de la alianza familia escuela, que integre representantes de los directivos, docentes y padres, madres o apoderados. Este equipo coordina y lidera la implementación de un plan de acción, basado en una visión de largo plazo y objetivos específicos para un año escolar. También se preocupa de que haya un proceso de mejora continua, en el que se van evaluando las acciones implementadas de manera sistemática para ir ajustando el plan.
Hacer todo esto lleva un tiempo y requiere harto esfuerzo, pero los resultados que se pueden alcanzar valen la pena.
El año pasado trabajamos la colaboración familia escuela con los establecimientos del DAEM de Limache y aquí puedes ver los testimonios de ese trabajo.
¿Quieres aprender más sobre cómo fortalecer la alianza entre tu escuela y las familias? ¡Contáctanos! En Fundación ama+ te ofrecemos herramientas y acompañamiento para implementar el modelo de Epstein y construir una comunidad educativa más fuerte y colaborativa.
(Kim, 2009; Bæck, 2010; Hornby y Lafaele, 2011; Sapungan y Sapungan 2014; Antony-Newman, 2019).