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CINCO PASOS PARA UNA RETROALIMENTACIÓN EFECTIVA



Hace varios años escuché la historia de un importante gerente de una importante compañía internacional, quien contó que le pidieron despedir a un empleado que llevaba treinta años en la empresa. Cuando lo hizo, este empleado le dijo: “Nunca nadie me dijo que estaba fallando en mi trabajo, de haberlo sabido habría tenido la oportunidad de mejorar”. 


La retroalimentación es una herramienta esencial en las escuelas. Docentes y directivos la usan constantemente buscando la mejora de sus estudiantes y equipos. Pero no siempre esta resulta efectiva, y su impacto depende de cómo se afecta la motivación de quien la recibe. 


Una buena retroalimentación puede encender la motivación autónoma para mejorar, que es el tipo de motivación que se necesita para aprendizajes de mayor calidad. 


La motivación autónoma es cuando la persona quiere mejorar porque encuentra en ello un valor en sí mismo. En contraste, existe también una motivación externa, que es cuando la persona quiere mejorar para alcanzar una recompensa, evitar un castigo o evitar que piensen mal de ella. Y también existe la amotivación, que es cuando la persona no tiene motivación a mejorar por lo tanto, ni siquiera lo intenta. Abordar la motivación de neustro estudiantes es una clave en nuestra capacitación: Ambientes AVC para la motivación escolar.


De acuerdo a numerosas investigaciones sobre la motivación (Ryan y Deci, 2018), sólo la motivación autónoma produce aprendizajes de calidad y persistencia en el logro de objetivos. La motivación externa se asocia a menor calidad del aprendizaje, menor perseverancia y puede asociarse a mayor malestar. 


Cuando las personas recibimos retroalimentación damos un significado al mensaje que puede ser informativo o controlador. El mensaje informativo, tal como su nombre lo indica, entrega información relevante para poder mejorar y no pone en riesgo el sentido de competencia de la persona que lo recibe, así fortalece la mentalidad de crecimiento. El mensaje controlador se interpreta como una evaluación a la persona con la intención de forzar a un determinado comportamiento o resultado. Esto genera mayor ansiedad, o incluso disminución de la autoeficacia. 


La retroalimentación que favorece la motivación autónoma y es informativa se caracteriza por el uso de un lenguaje descriptivo, contrario a los juicios, etiquetas, comparaciones y generalizaciones. Palabras a evitar: “eres”, “nunca”, “siempre”, “todo”, “nada”. Para usar un lenguaje descriptivo es necesario enfocar la atención a cosas específicas y acotar: “hoy”, “esta vez”, “en esta clase”. 


Proponemos cinco pasos que para una retroalimentación efectiva y motivadora:


1° Comienza por algo positivo. Siempre, aún cuando quieras corregir, puedes buscar algo bueno que decir. Por ejemplo, si un estudiante necesita que se le corrija su forma de hacer un ejercicio de matemáticas, puedes comenzar por “veo que trajiste el libro y el cuaderno”, “tienes tu estuche completo”, “has estado atento en la clase”, “tienes dos ejercicios bien resueltos.” Y si un directivo quiere retroalimentar a un docente que, por ejemplo, no entrega sus planificaciones a tiempo, puede comenzar con “he visto a tus estudiantes motivados”, “te agradezco haberte ofrecido a ayudar”, “me pareció interesante lo que comentaste en el consejo”.


2° Muestra lo que hay que corregir o mejorar, describiendo por qué eso es un problema, para que tenga sentido e idealmente que sea algo específico. Nadie puede mejorar muchas cosas a la vez, plantea desafíos alcanzables, el próximo paso. En el caso del docente, podría ser algo como “aún hay unas multiplicaciones que te cuestan, y esto es muy importante para avanzar a la división”. En el caso del directivo, puede decir “no estoy recibiendo tus planificaciones a tiempo, esto es importante para saber qué contenidos y objetivos se están cumpliendo y hacer mejores evaluaciones.”


3° Toma la perspectiva de la persona, antes de mostrar cómo corregir o mejorar. Esto es importante para comprender la motivación (o amotivación)  que esta tiene y qué causa la dificultad. Para tomar la perspectiva lo mejor es hacer preguntas abiertas, “¿qué piensas de lo que te he comentado?”, “¿cómo ves tú este problema o desafío?”, “¿qué crees que puedes hacer para mejorar?”. Puede suceder que en este paso, la persona por sí sola proponga la solución, o la forma de mejorar. 


4° Muestra cómo corregir. Describe lo que se puede hacer para mejorar, con pasos concretos y con foco en el proceso más que en el resultado. Es importante dar espacio para la mejora. Un profesor puede decir “para mejorar en las multiplicaciones puedes aprenderlas practicando una tabla de multiplicar cada día” o “escribe las tablas de multiplicar en una hoja que tengas a mano”. Un director puede señalar “pon una fecha en tu agenda con un espacio para llenar tu planificación” o “puedes pedir ayuda a un colega para ver cómo hace la planificación”. Para mostrar cómo corregir es importante considerar la información entregada en el paso 3, de lo contrario puede ser irrelevante o carente de sentido. 


5° Genera un acuerdo o un plazo para revisar o comentar los avances. Con esto se comprueba la motivación de la persona a mejorar. 


Recibir una buena retroalimentación de manera frecuente es un regalo cuando fortalece las capacidades. Que nadie en tu escuela se quede con la sensación de que nunca tuvo la oportunidad de mejorar.

 


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