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Chile necesita escuelas unidas


“La educación es el instrumento más igualitario y de cohesión que tiene cualquier democracia en su mano.” - Rosa Díez


Con el inicio del mes de la patria, nuestras escuelas se llenan de color y vida con bailes, juegos, comidas típicas y tradiciones que nos recuerdan que somos parte de algo más grande. Estas celebraciones no solo nos conectan con nuestras raíces, sino que también nos ofrecen un momento para reflexionar sobre el rol crucial que la educación desempeña en la cohesión social y la unidad nacional.


La influencia de la educación en la vida de los individuos es incuestionable. Sin embargo, rara vez nos detenemos a pensar en cómo las escuelas pueden contribuir al fortalecimiento de la confianza y la unidad de un país, y no solo en días festivos, sino todos los días, a través de las relaciones que conforman un tejido social invisible pero fundamental.


Hoy en día, se habla mucho de la pérdida de confianza en las instituciones, una tendencia creciente en Chile y el mundo. 


El Centro de Estudios Públicos (CEP) lo confirma en su estudio Confianza Institucional en Chile: un Desafío para el Desarrollo (2023), donde se revela que, en las últimas dos décadas, Chile ha registrado una baja confianza institucional en comparación con otros países de la OCDE y, más recientemente, con respecto a la región.


La confianza, según este estudio, se sustenta en tres pilares: preparación, integridad y benevolencia. En el contexto escolar, esto se traduce en la capacidad de las escuelas para brindar una educación de calidad, actuar con honestidad y promover el bienestar de todos sus miembros. Cuando una escuela no logra cumplir con estas expectativas, pierde su capacidad de ser un pilar de cohesión social.


El ausentismo crónico, la creciente conflictividad y el desinterés por carreras relacionadas con la educación son señales preocupantes de una pérdida de confianza en el sistema educativo.


“La educación no es una preparación para la vida, la educación es la vida misma.” - John Dewey


Según la última Encuesta Bicentenario UC, un 16% de los chilenos se siente solo siempre o la mayor parte del tiempo, un 19% no tiene amigos, y un 68% no participa activamente en ninguna organización. Además, un 26% se siente parte de un grupo discriminado o menospreciado.


La escuela es un lugar donde se pueden forjar amistades, descubrir intereses y aprender a convivir con respeto y aprecio por la diversidad. El impacto positivo que esto puede tener en una nación es inmenso. Fortalecer la confianza dentro de las escuelas podría ser clave para prevenir muchas formas de violencia y enfermedad social.


Aunque revertir la desconfianza hacia las escuelas no es una tarea sencilla, y hay desafíos urgentes que el sistema escolar enfrenta, las oportunidades para fortalecer los vínculos y el sentido de pertenencia están presentes todos los días en cada aula, en cada actividad.

En este mes de la patria, recordemos el poder de la educación no solo para formar ciudadanos, sino para tejer un país más unido, donde cada persona sienta que pertenece y puede confiar en la institución más básica de nuestra sociedad: la escuela.


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