Como chilena y fanática del fútbol no puedo estar más desilusionada con la derrota de Chile y su eliminación del Mundial. Puedo imaginar la desazón de los jugadores y el cuerpo técnico, quienes deben sentir que están al fondo de un precipicio y además tendrán que enfrentar mañana a los medios de comunicación y a todo un país con sentimientos de vergüenza y frustración. Esto es un rotundo fracaso y una tremenda oportunidad para aprender. Nuestros hijos menores de edad no habían visto algo así con esta selección, y acostumbrados al triunfo, muchos estarán perplejos ante la caída de los bicampeones de América. Esta es una tremenda oportunidad para enseñarles algo fundamental para la vida: No importa perder o ganar, si no cómo lo hacemos. No me refiero a lo futbolístico sino a cómo integramos el éxito y el fracaso a la propia vida como aprendizajes y no como determinantes de nuestra felicidad. Hoy existe evidencia desde la psicología positiva que las personas felices no son las que menos fracasan o las que más ganan, sino aquellas que tienen una mirada positiva sobre su propia vida. Esto es algo que se educa y como padres podemos sacar provecho de esta derrota para enseñar a nuestros hijos cómo asumir los fracasos de la vida de la forma en que lo hacen las personas resilientes. Mostrémosles cómo consolar. Acepta su tristeza y déjalos llorar, dales tiempo para recuperarse y ofrece tu abrazo y cariño. Así tus hijos aprenderán que cuando se fracasa es sano compartir los sentimientos con alguien que te quiere, eso alivia el corazón. Enseñémosles a ser compasivos. Los mensajes que escucharán y leerán durante los próximos días serán probablemente muchas críticas destructivas hacia el entrenador y algunos jugadores. Conectemos lo que ellos sienten con lo que imaginamos están sintiendo sus ídolos. Humillar al caído ¿a quién le ayuda? No significa desconocer los errores, sino entender que el fracaso es parte de la vida y no se es menos valioso por haberlo sufrido. No caigamos en el pesimismo diciendo que aquí terminan los años de gloria de Chile y que todo ha sido una ilusión porque hemos vuelto al lugar donde siempre estuvimos. Chile ha crecido mucho futbolísticamente y esto no significa retroceder veinte años. Hagámosles ver todo lo que se puede aprender de uno mismo a través del fracaso. Pregúntales ¿qué creen que faltó para clasificar? Y ¿qué harían ellos a partir de ahora para clasificar al mundial del 2022? Analicen juntos las diversas reacciones de las personas frente a la derrota y destaquen aquellas de humildad, honor, sinceridad, compañerismo, optimismo, etc. Hablen sobre todo lo que se hizo bien y que habrá que seguir repitiendo. Las personas resilientes sacan lecciones de sus errores no quedándose en el lamento sino analizando lo que les faltó y lo que deberán hacer distinto. Pero también ponen acento a lo bueno que se haya construido en el camino. Al rescatar lo positivo que se tiene es más fácil levantarse porque no se parte de cero. El fracaso es algo inevitable en la vida, pero no es lo que determina nuestra felicidad. Creer que se puede vivir de éxito en éxito es una ilusión que tarde o temprano lleva a no arriesgar nada y a no disfrutar del triunfo por el miedo a perder. "Cada fracaso le enseña al hombre algo que debe aprender." Charles Dickens