"El éxito no es la clave de la felicidad. La felicidad es la clave del éxito. Si amas lo que haces, serás exitoso." Albert Schweitzer.
En todos nuestros talleres los padres dicen que lo más importante para ellos es la felicidad de los hijos, y esa intención es muy sincera. Sin embargo, ¿los adolescentes son felices?
He hablado con varios psiquiatras y psicólogos sobre este tema y existe una gran preocupación por el aumentos de las consultas de jóvenes de entre 20 y 30 años, por una razón: Me siento frustrado con mi vida.
También he hablado con adolescentes sobre qué piensan sobre su futuro después de haber pasado por la universidad, y en muchos casos me he encontrado con la siguiente respuesta: 'no lo he pensado'. ¿Cómo puedes decidir una carrera si esta no está pensada como un medio para desarrollar una vocación?
Esto debiera ser un llamado de atención a los educadores (padres y profesores) porque queremos que sean felices y el resultado de nuestras acciones es la frustración, en muchos casos. Hay que reconocer que hay muchos jóvenes plenos y felices desplegando su vocación.
La vocación es mucho más que una carrera, es la contribución única que cada uno puede dar al mundo, y si no somos capaces de identificarla y seguirla será muy difícil encontrar la felicidad.
Dado el sistema de ingreso a las universidades e institutos profesionales es necesario que los jóvenes estén preparados para rendir la PSU y elegir una carrera, pero necesitan harto más para vivir una vida plena. La carrera es un medio, y como tal, hay muchas que pueden servir para desarrollar la propia vocación.
Primero: conocerse en profundidad, siendo capaces de identificar qué los apasiona y los motiva intrínsicamente. ¿Que harías aún si no recibieras un sueldo? ¿Qué haces por el puro placer de hacerlo? ¿Cómo piensas mantener esta motivación a lo largo de tu vida?
Segundo: recibir tu apoyo para desarrollar esa pasión.
Tercero: Definir para sí mismo qué es el éxito. Esto requiere tener objetivos en el largo plazo. ¿Qué huella quieres dejar en el mundo?
Cuarto: tener la suficiente independencia para tomar decisiones.
Quinto: ser resilientes para enfrentar los fracasos sin desviarse del camino.
Para todo este proceso la mediación que podemos hacer como padres es fundamental. Comencemos con hacernos algunas preguntas: ¿Conoces tu propia vocación? ¿Cómo la estás desarrollando? ¿Conoce tu hijo la historia de tu vocación? ¿Sabes cuál es su vocación, no la carrera que debe estudiar? ¿Qué es para tí el éxito? ¿Qué es para tu hijo? ¿Sientes miedo por el futuro de tu hijo? ¿A qué le temes?
Si realmente lo que más nos importa es su felicidad, tienes que saber que hoy día la evidencia es contundente: las personas felices se quieren a sí mismas, hacen lo que aman y tienen un sentido de trascendencia.
Les recomiendo ver este documental, junto con sus hijos.
https://www.youtube.com/watch?v=OROOFtSm6hE